Razones para educar en casa. # 4 (aprendizaje vivencial)

Mientras escribo este artículo mi hijo está mirando muy interesado por la ventana al señor que corta el pasto. Más atrás se alcanzan a ver vacas, caballos, montañas y un charco grandísimo que ya parece un lago que se ha formado por las lluvias en estos días. A ese mismo pasto, vamos con alguna frecuencia a caminar. A veces alquilamos unos caballos a «don Armando» o montamos bici en familia en las zonas destapadas por acá al rededor. ¿Cuánto están aprendiendo los hijos en cada uno de estos momentos? no podemos calcularlo. Los padres que trabajan desde casa y tienen a sus hijos como compañeros de reuniones, cotizaciones o proyectos, no alcanzan a ver todo lo que el hijo está aprendiendo; cuando menos se dan cuenta el hijo ya ha recibido toda la filosofía corporativa sin «haberle enseñado». ¡Hay mucho aprendizaje que se da fuera de las aulas y las lecciones!

Al comenzar a educar en casa a mi hijo mayor hace 11 años, tenía mi teoría de que él aprendía en dos momentos únicamente. 1. Cuando le interesaba y sentía curiosidad y 2. Cuando debía resolver un problema. En resumen, aprendía por interés o por necesidad. Y pude identificar diferentes situaciones en las que no tenía ni motivación ni necesidad, y simplemente no aprendía. Podía repetir y hasta estar mirándome fijamente con los ojos bien abiertos, pero después no recordaba nada y por supuesto no podía conectarlo con ninguna situación de la vida real ni con otro aprendizaje. Pasaron los años, y comprobé la teoría con los demás hijos, con otros niños, conmigo misma. El aprendizaje que se da de manera espontánea y vivencial es esencial en el desarrollo.

Nuestra labor como padres es ser intencionales; encontrar los principios y verdades que queremos sembrar en sus mentes a partir de TODO conocimiento: Tanto el académico como el vivencial

El aprendizaje es un proceso natural que debe ser orientado, intencionalmente guiado, y acompañado por los padres pero siempre cuidando que sea con interés o para suplir una necesidad, un propósito.

Una de las cosas que hemos creído y que está muy desenfocado en el sistema educativo, es que se aprende solo con un cuaderno y un lápiz; con una clase magistral de alguien que se sienta a dictar contenidos y que lo demás, lo vivencial, lo espontáneo, el juego, lo natural, es de menor categoría en la escala de valor que le damos al conocimiento.

Esto me lleva a mencionar la importancia de la academia (el estudio enfocado de un tema en particular para dar estructura al conocimiento), pero no sobrevalorarlo ni idealizaelo, como si fuera lo único, lo mas importante para los niños y desde muy pequeños. Anhelamos tanto y a veces casi que se idolatra el tiempo de «sentarse a estudiar», que este mismo termina perdiendo su gran poder. Lo que alguien pude aprender de manera académica cuando en realidad le interesa es ¡sin limite! Maravilloso.

En contraste, cuando idealizamos la academia o imponemos un sistema fuera de tiempo para la edad de los niños o su momento de aprendizaje, se vuelve tan tedioso que fácilmente decidimos abandonar la educación en casa, y ¿Cómo no, si no vemos fruto?

Defiendo el tiempo de estudio, repaso, investigación, estructuración del conocimiento, pero no lo idealizo. También valoro y promuevo el tiempo de aprendizaje vivencial, espontáneo, natural, y aprovecho cada momento para compartir principios, Verdad, cosmovisión. Cada lugar es un aula de clases, un espacio de aprendizaje. Aprovecha cada momento para descubrir, aprender y enseñar. Si todo fue creado por Dios y para su gloria y sus propósitos, sin duda cada lugar tiene algo maravilloso para enseñarnos y mostrarnos Su amor, cuidado y poder.

Natalia Díaz.

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