Si conversas con familias que decidieron educar en casa, sabrás que uno de los temas más comunes es que los hijos estaban aburridos en el colegio porque no podían dedicarse a lo que realmente les gusta. Que el uno es muy músico, el otro dibujante, o uno muy matemático y la otra lectora y escritora… que le fascina cocinar, pintar, jugar tenis, leer sobre astronomía, investigar sobre tecnología, jugar ajedrez, ver el noticiero del congreso a toda hora, que a otra niña le fascinan los idiomas y quiere aprender varios a la vez, otro que quiere ya enterarse de los negocios del papá y ser comerciante.
Una vez hablé con una mamá que no podía evitar que su hijo investigara de química y reacciones todo el día! y que cuando tenia que hacer tareas de español o de artes, tenía que proponerle que como premio podría ver un canal de experimentos en YouTube y replicarlos en casa!
¿Pero sabes? no siempre es así. Hay muchos casos también, de niños comunes y corrientes que aunque tienen una inclinación por algo que les gusta, un don, un talento que Dios puso allí, no se les ve tan fácil y mucho menos en medio de las tareas escolares que les copan todo su tiempo. Hay una idea equivocada de que todos los niños educados en casa son genios o futuros «Nobel» de algo y que si no son así super extraordinarios y sobresalientes no hay necesidad de buscar su don, su talento. Se piensa que «algún día hallarán su camino».
Creo firmemente que los padres tenemos que permitir que esa preciosa individualidad que hay en cada hijo salga a flote. Los padres debemos instruir al niño en su camino, en el suyo propio, no en el de nadie mas. Eso que Dios puso en cada uno, particularmente y por soberanía, debemos anhelar verlo brillar en sus ojos LO MAS PRONTO POSIBLE. Pero, ¿Cómo se logra eso, a kilómetros de distancia de los hijos? ¿Cómo si los mandamos a un lugar donde tienen que aprender lo mismo de los demás, de la misma manera y con el mismo resultado para que les «vaya bien»? ahí sí es cierto que solo los genios y futuros Nobel van a sobresalir. Pero y si cada hijo y cada hija pudieran enfocarse desde su juventud en lo que será su llamado? fantástico!
Es una tarea de descubrir, de acompañar, de orar pidiendo que el Señor nos de entendimiento como padres, del camino para cada hijo o hija. No es que si al niño de 6 años le gusta el futbol entonces ya los papás creen que será el próximo Messi y a los 6 meses se sienten frustrados porque ahora quiere ser Federer.
Un joven que desde los 12 años tenía claro su propósito fue Jesucristo. A esa edad ya le dijo a sus padres terrenales que el necesitaba estar en los negocios de «su padre», es decir, entendía su misión que era estar en comunión con Dios padre para mostrarlo al mundo y entregar su vida por el. Me gusta imaginar cómo fue su crianza en la niñez para que a los 12 años tuviera esta claridad. Unos padres comprometidos con que fuera cual fuera su llamado lo apoyarían, pues se trataba (y también se trata con tus hijos) de cumplir la voluntad de Dios, no la nuestra.
La educación en casa es una herramienta maravillosa para lograr encontrar dones y talentos lo mas pronto posible. Nos permite ser intencionales al presentar a nuestros hijos diferentes alternativas de disciplinas y hobbies e ir viendo para lo que fueron creados. Nos permite invertir el dinero más enfocados, y nos permite dedicarle mas tiempo a algo en lo serán realmente excelentes durante sus vidas.
Natalia Díaz.